martes, 22 de mayo de 2007

Desencanto

Volvía a pisar el inolvidable edificio, donde distintas culturas se juntaban a admirar y a consumir cada uno de los productos ofrecidos. Corrió hacia su tienda predilecta, esa donde los ropajes adornaban de toques tétricos la habitación, donde la comerciante era algo estrambótica para vestir y hablar. Se volvió hacia ésta y preguntó por tan estimado artículo. La tienda poco a poco comenzó a desvanecerse y sintió un profundo e inquietante escalofrío al ver que las paredes del lugar estaban desnudas y maltratadas, y el frío colado por el ventanal inundaba y nublaba la estancia, al percibir la indiferente respuesta.

lunes, 14 de mayo de 2007

Caída Precipitada...

...-¡Sostente fuerte!- Me grite a mi mismo, mientras mis dedos obedecían al inverso. Un esfuerzo, el más mínimo, tiene un arrastre absoluto y motiva una enormidad de cambios. Miré hacia arriba, y un tumulto enardecido profesaba las más atroces necedades con respecto a mis desiciones. Conscientes de mis debilidades, intentaron derrocarme, enviarme a la espeluznancia. Luché, e intenté evitarlo, pero una mirada, profunda, impactó en mi interior dejando sin efecto mis sentidos, ya no había nada que hacer.

No me avergüenza admitir que dudé en seguir trepando, y pensé en lanzarme hacia lo incierto, pero era más largo lo que había recorrido que lo que me faltaba por conocer. Decidí continuar. Un escalofrío me devolvió la fuerza, y me proporcionó la astucia suficiente para enfrentarme al problema. Arribé, una superficie árida, entintada con un matiz de grises que me hacían sentir en un lugar devastado. Nos encontramos, frente a frente. Eran más entes de los que había premeditado. Absurdos, fuera de sí, cargaban en su cuello enormes y afilados cuchillos. Me acerqué, no reaccionaban. Tuve el atrevimiento de tocar sus miserables rostros, me dificultó efectuarlo, ya que sus cuerpos doblaban en altura al mío, pero estaban fríos, casi sin vida. Sobre sus cabezas había algo, una acumulada nube de colores tenues, y logré distinguir que el verde tenía mayor volumen. Mi curiosidad fue crítica, así que empezé a escalar, me ubiqué entre los diminutos espacios que habían entre un humanoide y otro, y agarrando sus ropajes comenzó mi ascenso. El vértigo dificultó la subida, pero fue concretada.


Es increíble la diferencia entre tan poca distancia, actualmente me encuentro en un lugar paradisiaco, quizás no se asemeja al común, es seguro que no. Este lugar es distinto, completamente. Cuando me posé sobre las cabezas de éstos, alcancé la nube y me aferré a ella. Ni por voluntad podría soltarla. Era un ambiente de mayor densidad, estaba suspendido en el aire. En la lejanía veía una salida inmensa, pero no quise desplazarme hacia ésta, no en este momento tan grato, tan viciado, tan desmerecido"...

lunes, 7 de mayo de 2007

Volviendo a lo real...

...No, no soy de aquellos, mas poseo un consuelo, nunca quise serlo. La verdad es que mirar el atardecer me conmueve, posiblemente más que a la mayoría, pero sentir el tierno y húmedo abrazo de la soledad provoca en mi interior un desequilibrio alarmante, precisar en mi maldad no basta, creer en mi ingenuidad tampoco. Construimos juntos lo que forma este medio tan antinatural, no me quejo, ni debería hacerlo.


Confiaba en que también asumirías lo que te acomete, pero lograste escapar, y seguiste escapando tantas veces como pudiste, sólo para no enfrentarme. No me inmiscuyo en tu patético mundillo, ni en lo que esperas recibir del mismo, pero escúchame: No basta recorrer más de una enormidad de kilómetros para alejarte de mí, claro que no. Conozco tus miedos y tus defectos, y sé como causar tu destrucción a través de éstos. No pienses mal querido, sólo haría lo anterior si es que tú lograras mejorar y reivindicar tu comportamiento, no lo intentes, menos ahora que he ganado un importante terreno en tu mente y en el alma de tus pares.

No, no debes llorar ahora, ya es tarde. Aún tengo una gota de misericordia, y he dejado que vivas en el mismo cuerpo en el que hospedo. Podría haberte silenciado, pero me causa más placer verte sufriendo, mirarte ahora, tan frágil, tan pequeño. Sé que la madurez es algo subjetivo, pero ya no haces lo que el resto cree especial, o correcto. Ellos no te olvidaron, ni querrán hacerlo.


Espérame, no tiene caso seguir huyendo, no esperes un héroe ¡Por Dios que no existen! No tiene caso, es mi trabajo hacerte dudar, y ponerte etiquetas. Ya estás marcado, ya estás indefenso. Recuerdo claramente la época en la que soñabas otorgarle lástima a los demás ¡Alégrate! Nos costó, es cierto, pero lo conseguimos...