viernes, 5 de octubre de 2007

Pibe Común...

...Escribe hacia el oeste, sereno, con su mente intentando premunir un suceso inaceptado, esta ahí, advirtiendo en silencio un sufrimiento que se alberga en su alma disgustada. Con sus manos, grandes y detalladas, acaricia su aterciopelado mentón, marcando círculos alrededor de su boca, la que siempre alumbra con una maravillosa sonrisa. Sus labios pierden protagonismo cuando emerge su voz, un prodigioso conjunto de notas que logra hacer suspirar a los individuos más lejanos.
Sus pensamientos siempre apuntan a un mañana, que espera paciente hace largo tiempo. Siempre enamorado de la vida, su destino lo desfavorece en ocasiones, pero nunca ha logrado opacar su inmensa esperanza, una esperanza tan verde, tan suave y tan cálida como sus ojos, como su aguda y acogedora mirada.
Prefiriendo no seguir atado a su pasado, se desliga y comienza a creer en un futuro menos oscuro, quizás sobrestimado. Conciente y arrogante, se sienta a meditar y a percibir por fin todo el amor, la ternura y el afecto que le brinda su alrededor, su propio mundo interior...